sábado, 10 de marzo de 2012

PAL NORTE

Hace aproximadamente dos años, trabajaba en la cafetería del Cineteatro Rosalío Solano; generalmente estábamos solos los trabajadores, porque como bien sabrán; eso del cine de arte y demás tarugadas a pocos les gusta.
Bueno, pues como generalmente no había mucho que hacer, nos la pasábamos platicando el cácaro, el de seguridad, la señora de la limpieza y su servilleta.

Historias, muchas; pero hoy recordé la de Don Basi.

Un señor ya grande de edad, de vigilancia, que tenía poco de haber regresado a México. Vivió, trabajó e hizo su vida allá en los United States.

Dice que había pastizales hermosos, verdes verdes y enormes, que trabajaba mucho y ganaba bien.

Un día estaba solo en su casa y se sintió muy mal, arrastrándose salió y como pudo llegó al doctor. Andaba malo del corazón por tanto esfuerzo físico.
Le dieron pastillas (muy caras, según me dijo) y con el tiempo regresó a México con su familia.

Ya no lo reconocían

Sus hijos ya grandes
 con hijos
la mujer haciendo sus cosas
y él...

arrumbado en un cuarto, en un rincón

dice que no se hayó

El seguro que tenía aquí no le alcanzaba para comprar sus pastillas, por lo que se tomaba la mitad para que le duraran.

Fin

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