A quienes tienen dientes de leche emocional
que recogen conchas marinas sin pensar que el huracán les puede arrasar
a los perros famélicos que no esperan salir de la miseria
que son libres con todo lo que la incertidumbre dá
así, tirados en la arena observan la inmensidad del mar
a los pelícanos que se dejan llevar por la corriente del río
al árbol de mango que con su aroma da placer
a mi paladar
¿Será que no sé que hacer conmigo mas que observar?