miércoles, 21 de marzo de 2012

EN LA CAMA Y EN LA CÁRCEL

Lo conocí en la Facultad de Bellas artes y me encantó.
Era plástico, bien reventado y muy simpático.
De familia grande, bastante.
Su hermana era mi amiga y trabajamos en varios proyectos juntas,  varios amigos en común y era inevitable que algún día platicáramos.

Creo que fue en una reunión, cuando empezamos a conocernos más.
Ellos jalaban a MUCHA gente a sus fiestas, más de 100 y en el cumpleaños de su hermana se hizo un desmadrote.
Eramos un chingo en la calle y llegaron como 5 patrullas a levantar gente y por supuesto nos tocó a nosotros.
El iba esposado en la parte trasera de la camioneta y yo adelante.
A mí me metieron en una celda  sola y a él con otros 4 en otra.

Nos comunicábamos a gritos entre los barrotes, hasta que los que quedaron afuera juntaron dinero y nos sacaron a todos.

Desde ese día nos hicimos muy unidos. Iba a sus partidos de futbol, (que no me gusta, pero el me encantaba, y me sigue encantando)
Nos íbamos de pedotes a fiestas, dormía en su casa a veces 2 o 3 veces por semana, me llevaba y sigo llevando muy bien con toda su familia, vacaciones en la playa, encuentros cercanos en las carreteras, mientras pintaba o hacía esculturas, en hamacas y azoteas.

Siempre me decía que por qué no me quedaba más tiempo con el después de estar juntos, que al menos me quedara a desayunar, pero siempre me iba.

El estaba ya harto de México, estaba terminando su carrera y se quería ir.

Me embaracé y nunca le dije: aborté y guardé silencio ¿Por qué? porque era lo mejor para nosotros.

Y se aparecieron unas vacas extranjeras, que a él y a varios amigos se les metieron de verdad que casi a la fuerza (son bien mañosas las cabronas), les ofrecieron el mundo y lo tomaron  (Como debe de ser) y se fué...

Recorrió el mundo varios años y regresó. Nos encontramos hace poco, cantineamos un rato y lo último que me dijo es : Te tengo que volver a ver.



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