Mis ojos en
blanco desgarraron la locura
La piel
espinada harta de sentir el flagelo
Recogí la pluma
de un ave y admiré una lágrima cayendo
Solo una
evitando el
espasmo de la muerte
Atraída por lo
brillante
De tu
decadencia enmohecida
Cada movimiento
del cuerpo orquestando un quejido
De querer
cambiar y no poder hacerlo
De tener miedo
Si mis
costillas revuelvo con tierra, puedo construir adobes y levantar un horno
Cortar ramas
del mezquite y cocinar un pan tierno
Con harina que
no sea de mis huesos
Invitarte sopa
elaborada con mi sangre
Como mesa
tendremos ese espejo roto.