Soy como un changuito drogado sentado interminables horas en una silla. Me entretengo moviendo de arriba a abajo la botella de agua de limón con chía que preparé en la mañana.
Con la mirada perdida observo como suben y bajan las semillas, como bailan y se mueven tranquilamente sin prisa.
Tomo un trago y también me mantengo con vida.
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