lunes, 16 de abril de 2018

Guerra

Detesto observar este edificio destruído
Me planto en su centro con las manos recargadas en la cadera mientras levantando polvo pasa el viento.

Giro hacia un costado y me duelen los pechos tanto como los pensamientos:
“No.No todos los hombres piensan solo en el cuerpo” “No.No todas las mujeres odian y desprecian a su propio género” “No.No todos los adultos mayores le ponen la bota en el cuello a los pubertxs.”

Subo una escalera y revienta en mi cerebro:
“No.No todos los humanxs son de plástico” “No.No todos los gobiernos son un asco.”

Me asomo por una ventana liberando con un grito lo trabado de la quijada:
“No.No todas las religiones controlan a sus seguidores y los despojan del libre pensamiento.”

Trastabillando librando objetos recorro el piso y me detengo frente a un espejo.
Levanto un pedazo de cemento y lo aviento estrellando mi imagen y en voz alta repitiendo:
“No.No todo el tiempo eres tu propia esclava amarrándote con las cadenas del sentimiento.”
“No.No todo el tiemppo tienes que ser la mejor versión de ti y remar contra tu propio aliento.”

Me arrodillo entre los escombros y jadeo abriendo los puños astillados por vigas de madera del chismorreo:

“Este edificio sigue vivo. Aún no sé si tendré que derruirlo.”

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